lunes, 6 de octubre de 2014

LOS VIEJOS CARNAVALES Y LA TERRIBLE BANDERA NEGRA



En los carnavales de los años 60 Guamachito asumía las tradiciones del común de los barrios, siendo la principal la costumbre de bañar con agua a los desprevenidos. Aunque la gente seria no osaba salir en esos días por temor a los remojones imprevistos, en algún momento se veían forzados a hacerlo al tener que hacer alguna diligencia; se trataba de salir cautelosamente evitando ser vistos por los jugadores de carnaval que, con envases llenos de agua, solían estar en las esquinas cazando a sus posibles víctimas; éstas podían correr pero los carnavaleros en mayor número casi siempre las atrapaban y entre todos le daban el gran baño. Una de las costumbres terribles (y que en algunas partes de Venezuela todavía se practica) era llenar globitos con agua para lanzarlos a distancia: el efecto era doble para el afectado, un gran golpe en cualquier parte del cuerpo y la consabida mojada al romperse el globo. Pero más terrible eran las llamadas “banderas negras”, grupos de personas que aparecían corriendo procedentes no se sabe de qué lugar, gritando y portando una bandera negra, llevando envases de todo tipo con agua, aparte de sustancias colorantes y hollín para restregárselo al que agarraran. Cuando la turba de bandera negra aparecía allá al final de la calle, los vecinos corrían y cerraban rápidamente las puertas de sus casas. Pobre de aquellos a los que no les daba tiempo guarecerse; los bandera negra entraban como locos a cualquier parte, arrojando agua a montones, líquidos colorantes y harina. Ser atrapado por los bandera negra implicaba terminar mojado de los pies a la cabeza, cubiertos de colores por todas partes y harina regada en cara y cabellos.  La costumbre, como todas las cosas, fue amainando con el transcurrir de los años.
Al caer la noche se terminaba el juego con agua y las familias podían salir tranquilas al frente de sus casas, y desde sus sillas de madera y cuero veían pasar uno que otro disfraz, incluso comparsas. Por la calle Inos, por ejemplo, aparecían muchos disfrazados, generalmente usando máscaras para que no los reconocieran. En las tardes de Carnaval la mayoría de la gente se iba hacia el centro de Barcelona donde se realizaba el desfile oficial con carrozas y demás; esto durante muchos años se estuvo haciendo en la avenida Fuerzas Armadas. Una de las primeras comparsas guamachiteras de cierta fama fue la de “El príncipe Moctezuma”, luego entre otras la del Safari y los Cavernícolas. En 1965 salió una comparsa que llevaba un dinosaurio, el cual fue elaborado por los jóvenes en uno de los patios del depósito de Inos (por cierto que luego de las fiestas carnestolendas este dinosaurio de cartón fue retornado a un sector del depósito de Inos donde había unos matorrales y con el tiempo fue desgastado por la lluvia y la intemperie, quedando poco a poco el armazón que le dio forma, por ejemplo las costillas fueron hechas con los aros de bejuco grueso que vienen en el empacado del casabe de torta grande).
Hubo una época, entre mediados de los 70 y comienzos de los 80 en que la organización de los desfiles en Barcelona decayó mucho, y aunque fueron trasladados a la avenida 5 de Julio no tuvieron gran repercusión hasta que una mejor planificación por parte de los entes gubernamentales les devolvió cierto brillo e importancia, como en estos últimos años.
Los llamados templetes eran sitios donde se armaba una estructura para que grupos de música bailable pudieran animar las festividades en la noche. Acudía mucha gente a “mover el esqueleto” y se realizaba siempre la elección de la reina del Carnaval o del Rey Momo. Estaban de moda las agrupaciones de steelband que al estilo trinitario y de otras islas caribeñas ponían el sabor rítmico interpretando piezas de calypso o soca. Guamachito se caracterizó por tener siempre en varios lugares sus infaltables templetes, como se acostumbraba en las barriadas de casi toda Venezuela. Afortunadamente el barrio contaba con muchos músicos y agrupaciones para apoyar el Carnaval, siendo uno de los más aclamados el de los hermanos Flores; sabemos que más de un guamachitero de cierta edad recordará los magníficos bailes que este grupo llegó a amenizar.

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