En los carnavales de los años 60
Guamachito asumía las tradiciones del común de los barrios, siendo la principal
la costumbre de bañar con agua a los desprevenidos. Aunque la gente seria no
osaba salir en esos días por temor a los remojones imprevistos, en algún
momento se veían forzados a hacerlo al tener que hacer alguna diligencia; se
trataba de salir cautelosamente evitando ser vistos por los jugadores de
carnaval que, con envases llenos de agua, solían estar en las esquinas cazando
a sus posibles víctimas; éstas podían correr pero los carnavaleros en mayor
número casi siempre las atrapaban y entre todos le daban el gran baño. Una de
las costumbres terribles (y que en algunas partes de Venezuela todavía se
practica) era llenar globitos con agua para lanzarlos a distancia: el efecto
era doble para el afectado, un gran golpe en cualquier parte del cuerpo y la
consabida mojada al romperse el globo. Pero más terrible eran las llamadas
“banderas negras”, grupos de personas que aparecían corriendo procedentes no se
sabe de qué lugar, gritando y portando una bandera negra, llevando envases de
todo tipo con agua, aparte de sustancias colorantes y hollín para restregárselo
al que agarraran. Cuando la turba de bandera negra aparecía allá al final de la
calle, los vecinos corrían y cerraban rápidamente las puertas de sus casas.
Pobre de aquellos a los que no les daba tiempo guarecerse; los bandera negra
entraban como locos a cualquier parte, arrojando agua a montones, líquidos
colorantes y harina. Ser atrapado por los bandera negra implicaba terminar
mojado de los pies a la cabeza, cubiertos de colores por todas partes y harina
regada en cara y cabellos. La costumbre,
como todas las cosas, fue amainando con el transcurrir de los años.
Al caer la noche se terminaba el juego
con agua y las familias podían salir tranquilas al frente de sus casas, y desde
sus sillas de madera y cuero veían pasar uno que otro disfraz, incluso
comparsas. Por la calle Inos, por ejemplo, aparecían muchos disfrazados,
generalmente usando máscaras para que no los reconocieran. En las tardes de
Carnaval la mayoría de la gente se iba hacia el centro de Barcelona donde se
realizaba el desfile oficial con carrozas y demás; esto durante muchos años se
estuvo haciendo en la avenida Fuerzas Armadas. Una de las primeras comparsas
guamachiteras de cierta fama fue la de “El príncipe Moctezuma”, luego entre
otras la del Safari y los Cavernícolas. En 1965 salió una comparsa que llevaba
un dinosaurio, el cual fue elaborado por los jóvenes en uno de los patios del
depósito de Inos (por cierto que luego de las fiestas carnestolendas este
dinosaurio de cartón fue retornado a un sector del depósito de Inos donde había
unos matorrales y con el tiempo fue desgastado por la lluvia y la intemperie,
quedando poco a poco el armazón que le dio forma, por ejemplo las costillas
fueron hechas con los aros de bejuco grueso que vienen en el empacado del
casabe de torta grande).
Hubo una época, entre mediados de
los 70 y comienzos de los 80 en que la organización de los desfiles en
Barcelona decayó mucho, y aunque fueron trasladados a la avenida 5 de Julio no
tuvieron gran repercusión hasta que una mejor planificación por parte de los
entes gubernamentales les devolvió cierto brillo e importancia, como en estos
últimos años.
Los llamados templetes eran
sitios donde se armaba una estructura para que grupos de música bailable
pudieran animar las festividades en la noche. Acudía mucha gente a “mover el
esqueleto” y se realizaba siempre la elección de la reina del Carnaval o del
Rey Momo. Estaban de moda las agrupaciones de steelband que al estilo
trinitario y de otras islas caribeñas ponían el sabor rítmico interpretando
piezas de calypso o soca. Guamachito se caracterizó por tener siempre en varios
lugares sus infaltables templetes, como se acostumbraba en las barriadas de
casi toda Venezuela. Afortunadamente el barrio contaba con muchos músicos y
agrupaciones para apoyar el Carnaval, siendo uno de los más aclamados el de los
hermanos Flores; sabemos que más de un guamachitero de cierta edad recordará
los magníficos bailes que este grupo llegó a amenizar.
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