Árbol denominado Guamache, cuya especie pequeña es conocida como Guamachito, del cual deriva el nombre del barrio, dada la abundancia de esa planta en nuestra localidad antiguamente. |
Aunque existen algunas
diferencias en cuanto a la fundación del barrio por parte de algunas de las personas consultadas, se cree que empezó a poblarse alrededor de los años 1890 - 1895, y que es a partir de 1940 cuando empieza a establecerse como comunidad organizada. Como es de imaginar, al principio había pocas calles, estando la mayor parte de los terrenos ocupados por lo que comunmente denominamos monte.
De las pocas casas casi todas estaban construidas bajo el sistema rudimentario de paredes de barro (sustentadas en una armazón de palos transversales) y techo de láminas de cinc. Las calles, obviamente, eran la pura tierra que en invierno se convertía en lodazal. En las cercanías de este barrio incipiente había plantaciones donde los campesinos cosechaban mangos, lechosa, y maíz, entre otros. Abundaba mucho la caña de azúcar y era común que los residentes se trasladaran hasta los conucos, algo distantes, en busca de la misma.
No existía alumbrado público ni cloacas. Se acostumbraba rellenar con kerosén los envases de latón de ciertos productos automotrices, y se dejaba salir por la tapa metálica una tira gruesa que absorbía el combustible y podía encenderse en la punta, lo cual daba abundantes horas de iluminación; tan rudimentarias lámparas dejaban una marca de hollín si se les dejaba mucho tiempo en un solo lugar.
Algunos habitantes solían tener plantas diversas en el patio, entre ellas la del tomate, así como hierbas típìcas de uso frecuente en la preparación de comidas. También criaban gallinas, palomas, cochinos y otros animales que pudieran servir tanto para la venta como para consumo propio. Gran parte de los habitantes del naciente Guamachito procedían de los campos adyacentes y se habían asentado allí en vista de la proximidad de la industria que comenzaba a tener peso en el entorno de Barcelona.
El hecho de no contar con sistema de cloacas ni distribución de agua por tuberías obligaba a los habitantes a construir pozos que luego eran cubiertos con madera fuerte, dejando un pequeño espacio para las necesidades fisiológicas, tales fueron las famosas letrinas ubicadas a cierta distancia de las casas.
El agua llegó a ser pública y gratuita luego de que desde el centro de la ciudad, donde sí había acueducto, se fueron haciendo extensiones, tuberías que llegaban sólo hasta ciertos puntos del barrio, allí entonces construían una especie de mesón de cemento que albergaba una salida de agua. A eso se le llamaba "pila pública", y los vecinos, cada quien con su envase, se ponían en fila para disponer su cuota de agua y llevarla a sus hogares donde la almacenaban en tambores. Con el transcurrir de los años, las principales calles del barrio tuvieron tuberías para el agua, facilitando las correspondientes conexiones a las casas. La electricidad también fue extendiéndose, pero las primeras redes del alumbrado únicamente se instalaron en las calles que ya estaban más o menos pobladas.
El medio de transporte fueron los burros por el hecho de que los primeros habitantes eran antes que nada campesinos, pero ya en los años 40 uno que otro carro llegó a transitar las polvorientas vías del sector. La pavimentación comenzó bien avanzada la década de los 50, pero sólo ciertas calles contaron con ese privilegio, el resto tendría que esperar unos cuantos años más.
Había partes del barrio donde más allá no había sino grandes extensiones deshabitadas, abundantes en vegetación ruda como el yaque y los famosos guamaches. No se habían formado lo que en el futuro serían los barrios colindantes.
Saliendo del centro de Barcelona hacia la periferia nos encontramos antes el barrio Portugal y posteriormente Guamachito. El primero estaba más consolidado por estar cercano al centro de la ciudad, en tanto que el segundo comenzaba a tener forma, eran apenas como cinco calles. Dejábamos Portugal y tomamos la calle San Felipe para dirigirnos a nuestro barrio. La San Felipe era una lateral de la plaza del mismo nombre en Portugal, y esa era la vía que se adentraba hacia Guamachito, a partir de la esquina de lo que era el colegio de las monjas. Podría decirse que la barriada como tal comenzaba donde terminaba la calle San Felipe que se cruzaba con la calle Inos, llamada así porque detrás de ella, en paralelo, estaba un gran terreno cercado donde había unos depósitos del Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS). Si examinamos el mapa que más o menos nos da una idea de cómo era el barrio a finales de los años 50, vemos que más abajo sólo había casas dispersas, tanto a la izquierda como a la derecha. Con el transcurrir de los años fueron aparecieron más casas que tendían a construirse cerca de las ya existentes, dando continuidad a lo que serían las futuras calles. Mucho más abajo nacieron otras barriadas.
El medio de distracción era la conversa en las primeras horas nocturnas, ya que nadie tenía ni radio ni televisión. En ciertas épocas las tertulias vespertinas eran alteradas por oleadas de mosquitos que, como nubes, se formaban por todas partes. Mientras los adultos hablaban de los asuntos del día, los muchachos, casi siempre descalzos, correteaban incansables por las cercanías.
Había partes del barrio donde más allá no había sino grandes extensiones deshabitadas, abundantes en vegetación ruda como el yaque y los famosos guamaches. No se habían formado lo que en el futuro serían los barrios colindantes.
Saliendo del centro de Barcelona hacia la periferia nos encontramos antes el barrio Portugal y posteriormente Guamachito. El primero estaba más consolidado por estar cercano al centro de la ciudad, en tanto que el segundo comenzaba a tener forma, eran apenas como cinco calles. Dejábamos Portugal y tomamos la calle San Felipe para dirigirnos a nuestro barrio. La San Felipe era una lateral de la plaza del mismo nombre en Portugal, y esa era la vía que se adentraba hacia Guamachito, a partir de la esquina de lo que era el colegio de las monjas. Podría decirse que la barriada como tal comenzaba donde terminaba la calle San Felipe que se cruzaba con la calle Inos, llamada así porque detrás de ella, en paralelo, estaba un gran terreno cercado donde había unos depósitos del Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS). Si examinamos el mapa que más o menos nos da una idea de cómo era el barrio a finales de los años 50, vemos que más abajo sólo había casas dispersas, tanto a la izquierda como a la derecha. Con el transcurrir de los años fueron aparecieron más casas que tendían a construirse cerca de las ya existentes, dando continuidad a lo que serían las futuras calles. Mucho más abajo nacieron otras barriadas.
El medio de distracción era la conversa en las primeras horas nocturnas, ya que nadie tenía ni radio ni televisión. En ciertas épocas las tertulias vespertinas eran alteradas por oleadas de mosquitos que, como nubes, se formaban por todas partes. Mientras los adultos hablaban de los asuntos del día, los muchachos, casi siempre descalzos, correteaban incansables por las cercanías.
A mediados de los años 50 el barrio había crecido lo suficiente como para llevar esa denominación, los servicios públicos habían avanzado un poco más y la educación se había facilitado enormemente con las escuelas cercanas. Se contaba con electricidad más extendida, así como con el servicio de aguas, y se había iniciado la red de cloacas, permitiendo que se pasara de la letrina a la poceta.
Finalizando la década de los 50 llegó la televisión al barrio (la radio ya se había metido, aunque en pocos hogares). En Caracas la TV había comenzado en 1952, pero tardó en propagarse al resto de las ciudades en Venezuela. Cuando alguien compró un televisor y lo llevó a Guamachito no sabía que iba a tener que compartirlo en las noches con cierta cantidad de muchachitos que se amontobanan en la puerta para deslumbrarse ante aquellas maravillosas cosas que mostraba la pantalla en blanco y negro, mejor dicho en escala de grises.
El señor Hermógenes Malavé fue el primero en tener un
televisor, pero como para aquella época las televisoras no tenían
antenas repetidoras en la zona para su señal él compró una y la instaló cerca y allí podían
ver Televisa (Venevisión) canal 7, Radio Caracas Televisión canal 3, Televisora
Nacional canal 5 y se colaba la señal de una televisora cubana llamada
Telecuba, según nos cuentan. Malavé y Amparito Mejías eran los únicos
que poseían radios para la época y los vecinos se reunían alrededor de ellos, pero luego otras familias pudieron comprarse sus aparaticos para disfrutar sobre todo de las radionovelas.
El señor Hermógenes fue un destacado
colaborador de las actividades que se realizaban en el barrio y era un
apasionado de las llamadas "rocolas", de hecho poseía varias. Llegó a tener un cine
popular en su casa. En Guamachito hubo posteriormente cuatro o cinco familias, dispersas unas de las otras, que contaron con el privilegio de la TV. Afortunadamente la solidaridad de los dueños de los televisores con respecto a los niños de la zona, fue digna de tomar en cuenta. Y si ya en esta corta crónica estamos hablando de televisores, quiere decir que nos remontamos a una época cuando ya las cosas no eran tan rudimentarias. El progreso estaba llegando al barrio, a cuentagotas, pero estaba sucediendo. Hermógenes Malavé. |
Ya para los años 60 Guamachito
había crecido bastante y se gestaba lo que sería la comunidad definitiva. Casas
más modernas fueron sustituyendo a las de barro y se levantaron las primeras
quintas (que por estilo suelen tener un porche). El gobierno de la época
construyó en las cercanías un mercadito, edificación no muy grande que
albergaba unos seis puestos de venta, y en los alrededores del mismo había
mucho espacio libre, tanto que en esa zona acostumbraban llegar los circos. En
efecto, cada cierto tiempo la chiquillería era quien daba la noticia: “¡Llegó un
circo, llegó un circo!”, porque veían los transportes estacionarse en las
cercanías, y en poco tiempo aquello estaba armado, dando vida al sector, pues
el circo era uno de los pocos disfrutes que los residentes podían darse.
Los más viejos recuerdan el cine
itinerante que de vez en cuando aparecía en los barrios, y Guamachito no era la
excepción. Un día cualquiera un carro con altoparlante recorría las calles, uno
de cuyos tripulantes anunciaba que “esta noche, en el mercado, gran proyección
de películas para el pueblo”. En la noche los interesados acudían al lugar. El
cine itinerante consistía en una camioneta tipo furgoneta donde arriba le
montaban un proyector. La pantalla era una tela blanca cuadrada que se amarraba
de palos levantados para darle soporte; no había sillas para el acto, pues cada
quien se paraba donde podía. La película podía ser un documental corto o
dibujos animados; en cierta ocasión pusieron una de Tarzán. Pero ese cine era solamente
por una noche, luego los proyeccionistas se perdían por un tiempo largo, quizás
cumpliendo su misión en otras comunidades.
El Guamachito de los años 60 era
de gente pobre, había unas dos o tres familias que al menos vivían con cierto
nivel de comodidad, es decir que poseían nevera, televisión y hasta un carrito.
Poco a poco esa situación fue cambiando; casi al final de la década la mayoría
de las familias vivían mejor y comenzaron a tener auge los movimientos
culturales y deportivos.
ABUELOS Y ABUELAS CUENTAN DEL VIEJO GUAMACHITO
Doña Luisa nació en
el 1924. Para el momento de la entrevista contaba con 84 años de edad. Nos contó que antiguamente todo
Guamachito era vegetación y eran contadas las casas de palma y láminas de cinc.
De los primeros habitantes de los que se acuerda figuran Leopoldo Ávila, Ramón Gutiérrez,
Amelia Peraza (madre de Epifanio Peraza, conocido como “Fano”) y Miguel Aguilera. Nos refirió que en la
entrada del barrio, donde queda actualmente una estación de gas, vivía el señor
Marcial Ramos, quien con su familia cuidaban la Cruz del Cardonal en una pequeña capilla y quien
le hacía los honores era la señora María González, y dicha cruz fue tomada como
patrona por los habitantes del barrio Guamachito; al parecer perteneció a los
indios cumanagotos. En este punto los relatos divergen unos de otros.
Nos contó la señora Victoria (ella murió en 2014) que llegó
a este sector en el año 1927, a la edad de 14 años. Para la época no existía
una población como tal, sólo algunos
ranchos muy dispersos unos de otros. La única calle existente para ese momento
es la actual calle Juncal, lo demás eran pequeños caminos, vegetación y granjas
agrícolas cercanas. Su familia se instaló transversal a la calle Juncal y a los
pocos días tuvieron como vecinos a la familia Guevara y la familia Arcila. La
calle era un camino de tierra, el cual al llover se convertía en un lodazal y
todo el que caminaba por ella corría el riesgo de resbalar, de allí el primer
nombre que se le dio: “Resbaladero”.
Entre los años 1929 y 1930 se
construyó una casa (aún existe) que servía de oficinas a la empresa I.N.O.S., y
hacia 1940 se habilitó el primer galpón para materiales del mismo Instituto Nacional
de Obras Sanitarias. La empresa construyó unos depósitos para almacenar
tuberías de diferentes diámetros, equipos y químicos para el procesamiento del
agua potable. Con el tiempo se trasladó al sector el señor Evangelista Pinto,
consiguiendo un puesto de trabajo allí, y le permitieron residenciarse en un
anexo de uno de los depósitos, junto con sus primeros hijos, ya que su función
era de ser el vigilante (llamados para aquel entonces guachimán, derivado del
término inglés wachtman). El señor Pinto construyó su propia casa en terrenos
situados detrás de las áreas propiedad del I.N.O.S, como lo fueron haciendo
otras familias. Las instalaciones de la compañía fueron destruidas muchísimos
años después, pero se conserva en buenas condiciones de habitabilidad la casita
que servía de oficina, construida al estilo americano, y que sigue siendo al
mismo tiempo un patrimonio historico del barrio.
Relató la señora Victoria que las
granjas existentes en las cercanías de Guamachito se extendían desde el sector
de Los Montones hasta lo que son hoy las urbanizaciones de los Tronconales. Los
dueños de esas plantaciones eran extranjeros, sobre todo rusos e italianos; mucha
gente del barrio iba a trabajar allá, donde se cultivaba arroz, tomates, cebollas,
naranjas, toronjas, etc.
En la zona donde el barrio aún no
se había expandido lo cruzaba un arroyo que en aquellos días era de aguas
limpias, la gente se podía bañar y era navegable. La forma de diversión era la
música de cuatro y maraca. La comida era la tradicional de siempre: la arepa,
la cachapa, el bollo de maíz tierno, el funche, sancochos de chíncharos,
caraotas rojas, etc. También comían el pescado que atrapaban en el río Neverí,
ya que les quedaba muy cerca. Los postres eran la conserva de coco, el
majarete, la jalea de mango, entre otros. No existia transporte a motor.
Pasados algunos años (por allá
por los 60) se establecieron en la calle Juncal algunos negocios donde se consumía
licor y algunas mujeres ejercían el oficio más antiguo del mundo; el dueño de
todos esos negocios era el señor Pedro Manuel Tiamo, padre de quien fuera alcalde
de Barcelona, José Pérez Fernández. En esos negocios eran muy frecuentes las
peleas, a veces con resultados trágicos, esto y el carácter de valentones de
algunos de sus habitantes fue dándole al barrio cierta fama de zona roja, pero
con todo y eso el maestro Billo Frómeta, director de la orquesta Billo’s
Caracas Boy`s, hizo mención del barrio en el tema musical “Maturín y Barcelona”.
Nació la señora Lucila en la calle
La Línea, en 1931, en lo que es actualmente el comienzo de la avenida “Raúl
Leoni”, muy cerca le quedaba el río Neverí, en donde se habían instalado algunas
pequeñas granjas. Existía también un negocio llamado tenería, donde se fabricaba jabón, alpargatas, se curtía cuero de
ganado y al mismo tiempo hacia las veces de almacén para los productos que traía
el tren que venía de las minas de carbón de Naricual, el cual pasaba muy cerca.
En el Guamachito de esa época la línea férrea pasaba bastante lejos, pero mucha gente del barrio podía
desplazarse hasta allá para ver el tren pasar. El lugar donde la señora Lucila
reside actualmente era una calle de tierra sin asfaltar y allí existía una de esas piletas donde se surtían de agua los habitantes del sector. Al pasar los
años esta calle fue pavimentada, siendo la primera vereda del barrio.
Recuerda que al frente de esa
antigua calle existía un terreno donde se jugaba béisbol (que por ser popular y amateur lo llamaban “caimaneras”),
luego allí construyeron el famoso mercadito,
que años más tarde fue la sede de la escuela “Enrique Pérez Valencia”. Recuerda
la señora Lucila que el tren tenía una estación en donde funciona hoy el
Colegio de Monjas (Casa Hogar San José) y allí se cargaba y descargaba todo
tipo de mercancía, también servia de transporte de pasajeros; dicho tren hacía
su ruta hacia el puerto de Guanta.
El señor Sarmiento dató la fecha
de fundación del barrio Guamachito alrededor del año 1895. Dijo que las primeras familias estuvieron ubicadas en la calle Juncal, muy cerca de la
actual panadería Lisboa. Entre sus primeros habitantes estaban Asiclo Campos,
Pablo Alfaro, Petra Martínez, Epifanio Peraza, Rosa Antonia Guillen, entre
otros. Recuerda que el tren que hacía
escala en lo que hoy es el Colegio San José hacía otra parada en Pozuelos,
específicamente donde queda Puente Amarillo. El señor Sarmiento recuerda la
calle llamada “Hueco dulce” (actualmente 1ro de Mayo), la Libertad denominada
antes “Bragueta de Peinado”, entre las más curiosas.
RESUMEN
Los datos fueron suministrados
por personas fundadoras y otras ya residentes en el barrio, de sus
descendientes, de los que se residenciaron posteriormente hasta nuestros días y
del legado oral dejado por aquellos pioneros de la comunidad. Todo esto ha servido
para la elaboración sino toda de una buena parte de la historia de la fundación
del barrio Guamachito. Como ya hemos dicho se tiene como fecha de sus primeros
habitantes aproximadamente los años de 1890 a 1895, tendríamos entonces una edad de
entre 113 y 118 años de existencia. Como parte de todo ese lapso de tiempo
haremos mención a una serie de eventos, personajes, lugares, curiosidades y
anécdotas de la vida misma del barrio y sus habitantes.
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